A casi 4 años del inicio de la pandemia que tuvo origen en la ciudad de Wuhan, China y con algunas variantes del virus aún en circulación en algunos lugares del mundo, es importante analizar cuál fue el impacto de la pandemia en la economía global, reflexionar sobre las lecciones aprendidas y los que aspectos debemos tener en cuenta para el futuro.
Sin precedentes
A pesar de que el COVID-19 no es la primera pandemia desatada en la historia de la humanidad, algunos factores combinados hicieron que si sea única y diferente a cualquier otra que hayamos experimentado.
¿Cuáles fueron estos factores?
- Escala global: A diferencia de pandemias anteriores, el virus del COVID-19 se propagó a escala global en cuestión de meses. En un mundo actual, profundamente interconectado y con una frecuencia de viajes internacionales en su punto más alto, el virus encontró condiciones propicias para propagarse sin importar fronteras ni divisiones geopolíticas.
- Avance tecnológico: Nunca en la historia de la humanidad habíamos tenido acceso a la tecnología y la ciencia de la manera en lo hacemos en la época actual. La rápida secuenciación del genoma del virus, el desarrollo de vacunas en tiempo récord (aunque con detractores en este punto) y la velocidad en la que se comparte la información han sido aspectos destacados de esta pandemia.
- Medidas de contención y restricciones: Si bien hubo cierta diferencia entre los países en cuanto a la restricción implementada, la mayoría cerró sus fronteras, se promovió el aislamiento y distanciamiento social como también el uso generalizado de mascarillas y barbijos. Medidas que tuvieron un impacto profundo en la vida cotidiana y consecuencias económicas y sociales significativas.
Lecciones aprendidas
La pandemia del COVID -19 han dejado una profunda huella en la economía global y ha dejado expuestos varios puntos frágiles de la misma.
La fragilidad de las cadenas de suministro y actividades económicas fue expuesta por la pandemia resaltando la dependencia de ciertos sectores de la economía mundial en la producción y distribución internacional.
La pandemia resalto la necesidad de la adopción de tecnologías digitales en varios aspectos de la vida y los negocios, desde el trabajo remoto hasta las compras en línea. Las empresas que invirtieron en infraestructura digital pudieron adaptarse más rápidamente a este nuevo entorno de restricciones.
El COVID expuso las desigualdades económicas exacerbadas tanto entre distintos países como entre las clases sociales, marginando a trabajadores de bajos ingresos, comunidades vulnerables y países en desarrollo. Esta disparidad alentó a algunos países a adoptar políticas sociales y económicas más inclusivas.
Perspectivas futuras
Al reflexionar sobre el impacto económico de la pandemia de COVID-19 y tener en cuenta la probabilidad de un escenario similar en el futuro, considerar algunos aspectos hará que estemos mejor preparados para abordar desafíos futuros, veamos algunos de ellos:
- Cambios estructurales en la economía: La pandemia ha acelerado ciertas tendencias como la digitalización y la transición hacia modelos de trabajo híbridos, dos puntos que parecen haber llegado para quedarse para siempre.
- Resiliencia y preparación: La importancia de la preparación para futuras crisis económicas y sanitarias quedo al descubierto por la rápida propagación del virus. Es posible que veamos cambios a largo plazo en la organización del trabajo y en los patrones de consumo.
- Plan de política monetaria: Si bien inicialmente los bancos centrales de los países desarrollados principalmente de Europa y Estados unidos adoptaron políticas de estímulo monetario que sirvieron como respuesta a el freno de la actividad económica, luego de cierto lapso, esta inyección de dinero en la economía trajo fuerte incremento en la inflación generando incertidumbre en la economía global, por lo que es importante tener un plan que tenga en cuenta este aspecto en materia de política monetaria.
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